Vístete despacio
por favor, no tengas prisa,
deja que logre plasmar
en la memoria
cada detalle,
cada fracción
del fotograma límpido
en las pupilas.
Deshilemos los segundos
en ínfimas partículas
que se esfuman
con el vapor que emanan
nuestros cuerpos.
Déjame una sonrisa
para un pobre desayuno,
tu aroma a la hora de la siesta
y un manojo de tu pelo
con que enhebrar las horas
en la espera
de nuestro próximo encuentro.